Protectores solares: El mejor aliado para su piel

Esas lociones que nos protegen de los efectos dañinos que puedan causar los rayos del llamado astro rey, son conocidos como protectores solares. Su función primordial es la de prevenir que los rayos UV (Ultravioleta) lleguen a nuestra piel, disminuyendo las probabilidades de riesgo de padecer cáncer en esa zona.

Existen tres tipos de radiación UV: la radiación UVC hasta los momentos no atraviesan la capa de ozono por ende no ejercen efectos en la piel;  los UVA, llamados rayos invisibles, penetran en mayor profundidad la piel, y son responsables de las arrugas, la pérdida de elasticidad y otros efectos de fotoenvejecimiento. Afectan tanto a la epidermis como a la dermis. Actúan de forma totalmente diferente a los rayos UVB: no dañan de forma directa al ADN, sino que lo hacen de forma indirecta, mediante la formación de radicales libres

En el caso de los rayos UVB, se les responsabiliza por las quemaduras a causa de la exposición al sol, así como del oscurecimiento y engrosamiento de la capa exterior de la piel. Al igual que los UVA,  se asocian con la aparición de melanomas y otros tipos de cáncer de piel. También pueden causar problemas en los ojos y el sistema inmunitario.

Así que luego de saber cuán dañino puede ser el exceso de radiaciones del sol sobre nuestra piel, es importante que entendamos la necesidad de usar lociones de protección solar, para minimizar su impacto y evitar daños a futuro.

Ahora bien. ¿Cómo escoger un buen filtro solar? El Factor de Protección Solar (FPS) es la medida de capacidad de estas lociones para evitar que los rayos UV lastimen nuestra dermis. Por ejemplo: Una piel sin protección se pondrá roja en un periodo de unos 20 minutos aproximadamente. Al usar un FPS 15 previene el enrojecimiento, teóricamente 15 veces más, es decir, un lapso de unas 5 horas aproximadamente.

Ello se traduce en que FPS 30 puede impedir el efecto del sol en un 97% aproximadamente, mientras que uno de FPS 50 protege de los efectos del UVB hasta un 99%. En todo caso lo que se está previniendo es el enrojecimiento de la piel causado por los rayos UVB. Muy poco se ha dicho acerca del daño de los UVA.

Por lo general, los rayos UVB actúan junto con los UVA, y allí es donde se hace imprescindible el empleo de lociones de protección solar de “amplio espectro”, y que además se señale en el empaque, que este tipo de productos cumplen con los estándares de signos empleados por la Unión Europea (un círculo que encierra las siglas UVA) y el de “+” para Estados Unidos.

¿Y cómo hacerlo? Los protectores solares pierden su eficacia si los mismos no son reaplicados en intervalos de unas dos horas, independientemente de su capacidad. Su empleo es necesario a partir de los 6 meses de edad, y se recomienda usarlo diariamente, sin importar si se está en lugares cubiertos, por cuanto la mayoría de las ventanas no están en capacidad de ofrecer protección contra los rayos UVA. Deben colocarse 30 minutos antes de la exposición al sol, para que todos sus ingredientes comiencen a absorberse y a actuar. 

¿Qué tipo de protección solar debo utilizar?

La respuesta depende de la cantidad de exposición al sol que tenga. En todos los casos se recomienda un filtro solar de “amplio espectro” que ofrezca protección contra los rayos UVA y UVB. Los de tipo “resistentes al agua” son los más indicados cuando se está en la playa, o al practicar deportes al aire libre. 

Para determinar el tipo de protección solar a utilizar, dependerá de la cantidad y tiempo de exposición al sol. Aún si el día está nublado, use protección. También en las noches, hay que estar alerta por los daños causados por la llamada “luz azul”, que es aquella generada por “leds”, flashes y pantallas de celulares y computadoras, así como la iluminación artificial.  En este particular, use cremas de protección cuyos componentes posean protección HEV o contra luz azul y contra los rayos infrarrojos (IR).

De igual manera, se recomienda el empleo de productos dermofarmacéuticos, en cuya composición esté presente la fotoliasa, que es una enzima extraída del alga verde-azulada (Anacystis nidulans), la cual es capaz de reparar en 30 minutos hasta el 45% de los daños producidos en el ADN, mientras que la reparación natural es de 24 horas. Esta enzima hace la reparación directa, al revertir los dímeros de timina a su estructura original, previniendo los efectos inmunosupresores sobre la piel y los riesgos de carcinoma y melanoma.

Si tiene alguna duda, le recomendamos consultar a un especialista, quien le asesorará acerca de cuál es el tipo que más conviene a su piel. Pero, en todos los casos, protéjase y haga del protector solar, el mejor aliado para el cuidado del órgano más extenso y expuesto de su anatomía.

Dra. Zulay Rivera / Clínica Unimel 

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